Coleccion #78

EVA EMBARAZADA Adán, remedido, sabe que Eva está embarazada. Ve de nácar su frente y diamantes en sus ojos. Eva, pecaminosa, reluce su vientre a él; mientras, crece una pequeña colina en su interior y va haciéndose protuberante e inflamando su ombligo como capuchino en espiral, con otra radiante tez intrínseca en ella. Adán sabe que Eva y él, han pecado por la procreación; reconoce que juntos harán un itinerario de nueve lunas. Eva dará a luz un día de la última luna, y Adán dormirá sobre la montañita de su vientre, dejada al alumbramiento. Eva sentirá el dolor como alivio y una criatura nadará en su laguna, y retoñarán sus órganos de sus entrañas como si fuesen los suyos propios. Adán, expatriado del Edén, beberá celebrando con la serpiente en el cáliz sin suerte al ser padre. Y Dios contento de ver prosperar su jardín sin ellos. Eva, hermosa hembra creada, trigueña, mestiza, tal vez gitana, de pelo lacio cubriendo su espalda, con Monte de Venus sin podar, con una hoja de calzón y con los senos de indicadores parecidos a dos faros de una bahía de noche. Adán observa la liana que retuerce la cintura de Eva, ya no tan estrecha como luenga, pero su olfato percibe la exquisitez aromática de Eva y la encima, la olfatea cuando recorre entre sus piernas, refugiado en las noches del lecho, con pajas secas de suelo y hojas verdes de techo. Y ahora ese embarazo, esa otra vida de sus dos vidas. Eva embarazada, oro duplicado para Adán; es una mina púrpura sus labios al saborearlos con amor. Adán y Eva: son un hombre y una mujer, no tienen edad ni siquiera experiencia, apenas van a la escuela y han sabido soñar... Pero Eva está embarazada, ella tiene que combatir... Adán tiene que comprender, el mundo tiene que aceptarlos. Adán viaja por el desierto en busca de un oasis ira-cundo; Eva embarazada confía en él, aunque sabe que no debería. Ellos conocieron el Amor en la intimidad de una duna, bajo el rocío nocturnal desprendido desde un manzano. Allí, también nació el Deseo, el encuentro de los sexos, el depósito que engendra un hijo a través del placer empleado, después de degustarlo en la planicie del Edén. Adán está esperando su primogénito; Eva satisfará a ese hijo con sus pechos y Adán hasta receloso descubrirá, que un hijo también es un rival, pero es el reto que tiene que afrontar como procreador. Eva regala al mundo un hijo; finalmente despierta en el regazo de Adán. A Eva alguien dentro de poco, le dirá Mamá. Y Adán descansará, después del noveno mes, con perdón de Dios; luego del dolor que atestiguó del pacto de su Eva.