Coleccion #58

EL SILENCIO DEL TIEMPO No he podido podrirme en el tiempo ni silenciar el silencio con mis huellas. Ya no te busco a ti, Gnosis. Acallado por decir tanto en las penumbras del espacio. A veces en Mongolia me refugio en mente, y me confieso en cuerpo en Gibraltar. Está el escenario dinámico y místico, de esto que me trago y me calibra la lengua para que no detone. Hay distancias insaciables y muros que no se derrumban, mientras cavilamos por la interpretación de los sueños ajenos que nunca llegan a ser los nuestros. Mirando una foto de familia recuerdo lo antaño, (como todo el mundo) que está desterrado... No hay cálculo, pero hay resentimiento en las palabras. Busca la medida que yo perdí, cuando la causa no traía efecto... Soy soberano de la búsqueda y no quiero que me entiendan, solamente que sospechen al quejido del viento lo que expresa mi intuición. La maqueta que no se imita ni el sentimiento que no se rebela, esa es mi alma sin jaula... El amor salió al patio y el recreo de mis pupilas lo batió al silencio del tiempo. Por eso no tengo alas; no hace falta volar cuando caminando hallamos las respuestas de lo que pasa en nuestro entorno. Quiero pensar, pero no puedo... La música sigue siendo la mejor compañera cuando queremos platicar con el ego. Y lleno de Felicidad, me cobijo en la vida que merece que la viva, por habérmela dado el Todopoderoso.