Coleccion #53

DEPURANDO MI ALMA Me he quedado sin nada y una paloma me canta. El nido de una lechuza se alza en contra de mi vista. Se ha chapeado mi patio furtivo para descubrir mi alma; estaba abarrotada de maleficios y resabios de antaño. Tengo que agarrar y escribirme un poco a mí mismo, para purificar mi alma y decirme las cosas que nadie me dice, porque nadie sabe lo qué me pasa o hago mal hecho. Estoy eliminando mi resaca con el Discovery Chanel y desenvuelto en la tormenta interna conmigo mismo. Estoy luchando a capa y espada para aceptarme y discutirme, en la depilación de los espinos agrios del alma. Lo necesito para salvarme, si es que quiero perdurar un poco más en este Mundo, de lo que he estado ensilado y que me pone cataplejía para discurrir igualmente, sin mejorar o sin diquelar sobre las medidas que debo obtener. Hay un olor a venganza en mi espacio que no comparto con la lógica y luego, busco la lógica y es más absurda que yo. Estoy loco, ¿puede ser? Tengo que estar sin tornillos por allá adentro. Soy repetitivo con este tema. Las apariencias propias engañan a los demás, menos a uno mismo. Este arrebato me falla y esta incongruencia incoherente, es lo que lleva a maniatarme en la tumba de mi alma. Mi estado de ansiedad no acaba de dar a luz, es un bebé que no sale de adentro de mí. El gobierno de consulado se fue a las tierras que nunca fueron prometidas. Estoy nuevamente perdido. Estoy vacío inventando o indigestando depurar mi alma, para ver si logro salvarme por mis hijos, por mi amor, por mis padres y por mi hermano, y por qué no, por mí mismo también. Ya casi no me veo.