El hombre que dejaba cicatrices

H. Henríquez, un hombre de apetitos que rayan en lo inhumano, es acusado de homicidio. Luego de darse a la fuga decide hacer una confesión cuyo principal argumento se aleja de cualquier razón moral; pues, en sus propias palabras: "Dar muerte significa imposibilitar la continuación de mis placeres, fin que está totalmente alejado de mis intenciones". El protagonista relata su biografía llena de aberraciones y relaciones disfuncionales, cuyo eje gira en torno a su propia relación con el dolor, en donde la tortura y la crueldad se convierten en sus únicas fuentes de placer. Veremos la evolución del hombre llamado por los medios como "El Monstruo de Bello Monte", luego de que distintas mujeres decidieran hacer públicas las denuncias por maltrato una vez su nombre se vinculara con la muerte de un joven vinculado a las altas esferas de la sociedad.