Dennis Rader, BTK

Un padre y esposo ejemplar, integrante activo de la iglesia luterana y de los Boy Scouts. Este era Dennis Rader.

Pero también fue el depredador sexual conocido en Kansas, EE UU, como BTK, apodo que eligió para hacerse famoso por su modus operandi: atar, torturar y matar. Acechaba y estudiaba a sus víctimas como si se tratase de un proyecto, preparaba su kit con las herramientas necesarias para torturarlas y se lanzaba al hit del triunfo.

Así vivió durante treinta años, tres décadas en las que simuló ser un ciudadano perfecto para cometer los crímenes más atroces. Se esmeró en publicitarlos enviando mensajes a distintos medios y a la Policía. Y al fin se equivocó.

Cumple una condena de 175 años sin derecho a la libertad condicional.

Este título forma parte de la colección Mente Criminal
Mente Criminal: Mente Criminal ayuda a sus lectores a ingresar al mundo de las investigaciones criminales y descubrir las historias reales detrás de los crímenes que conmocionaron al mundo. En sus libros, los lectores siguen paso a paso el trabajo de los detectives, descubren las pistas y resuelven el caso: ¿Cómo se cometieron los crímenes? ¿Por qué los perpetraron? Cada uno de sus libros profundiza en estas preguntas analizando los motivos detrás de los crímenes que hicieron que comunidades enteras vivieran atemorizadas: la verdadera historia detrás de los crímenes que nos hacen enfrentar el lado más oscuro de la naturaleza humana.

Description in English: An exemplary father and husband, an active member of the Lutheran Church and the Boy Scouts. This was Dennis Rader. But Rader was also the sexual predator known in Kansas, USA, as BTK, a nickname he chose for his modus operandi: binding, torturing, and killing.

He stalked and studied his victims as if it they were a project, he prepared his murder kit with the necessary tools to torture them and launched himself to the murderous and candid plot.

He lived three decades pretending to be the perfect citizen while committing the most heinous crimes. He took great pains to publicize them by sending messages to different media and to the police.

And in the end, he screwed up. He is serving a 175-year sentence without the right to parole.